
02 Abr Crear estilográficas en la era del whattsapp
Mariti trabajó durante 22 años (empezó con tan solo 16) envasando galletas y en otras funciones en la fábrica que Cuétara tiene en Villarejo de Salvanés. Cuando Cuétara pasó a ser de Nutrexpa hubo una reorganización de personal que la dejó sin trabajo. Ella y su marido, Miguel, eran inquietos, y Miguel, además, un manitas: su afición era construir maquetas de barcos de vela.
Llegaron «los repes», o como llama Mariti a sus mellizos (por repetidos) y comprendió que iba a ser muy difícil compaginar un trabajo de 40 horas con el cuidado de sus hijos.
Fue entonces cuando conocieron una empresa americana de estilográficas, investigaron, y se compraron un torno de madera (casi de juguete según nos cuenta Mariti) para comenzar a crear sus propias piezas. Y las fabricaron. Las primeras dos se las regalaron a los padres de ambos por el Día del Prado. Las siguiente, a amigos. Y entonces decidieron unir la técnica y su facilidad innata y compraron más maquinaria y dieron luz a su empresa, Antiguas.
Iniciaron una labor comercial más amplia acudiendo a algunos mercados, como Mercado de Motores, donde aterrizaron en julio de 2015, «pasamos un calor horroroso pero nos fué muy bien». Y de ahí pasaron también a fabricar las estilográficas casi al cien por cien, sin comprar componentes externos, y a ampliar productos, como los tinteros, cuyas tintas encuentran en Alemania, o como la resina, que importan de Estados Unidos y Australia. En cambio, las piezas de madera de olivo son españolas, del olivar que tiene la familia de Mariti en una finca en Madrid. «Después de la poda nos dejan ir a recoger los restos y nos quedamos las piezas de la madera con la que luego hacemos las plumas».
Lo mejor de esta aventura, para Mariti, es haber podido compaginar sus tareas como madre con el desarrollo de una labor profesional satisfactoria, y lo peor, las horas de sueño perdido con los encargos o las ferias, «porque cada estilográfica tiene 5 horas de trabajo».